miércoles, 30 de julio de 2008

SIERRA DE LA CRUZ

Referente a la vida de este que os habla; Rutina conformista que mantiene un equilibrio de supervivencia aceptable, distendido, relajado y por lo general bueno. Y como botón de prueba en esta semana, fue inmenso el placer de pasear por las inmediaciones de la sierra de la cruz, justo por unos de los caminos que recorre el faldeo, llegando a lo más alto del montículo, entre el llano y la jerriza del cruce de caminos que lleva a Lora. Donde a pesar de conocer la belleza de sus vistas, me siguen impactando esas imagenes de nuestro pueblo a lo lejos, al final de una larga llanura, con la torre como veleta sobresaliente, e impregnándome con los últimos compaces de los rayos de sol despidiéndose a la altura de Aguadulce y cerrando una cálida tarde de domingo en este octavo mes del año.
Maravillas de la madre naturaleza, dignas de ser elogiadas a diario, y sin ambargo no se percibe presencia humana en toda la zona. Deteniéndome en lo más alto del terreno, y con la respiración pausada, noté como mí frecuencia cardiaca disminuye de ritmo al mismo tiempo que se impregnaban mis oidos con las dulces melodías del canto de los pájaros que murmuraban mí presencia. Notaba una suave brisa de poniente, la cual parecía pedir permiso para tocarme y al mismo tiempo refrezcar las cavidades de mí piel, con el resultado de una gran sensación de bienestar.

Os recomiendo dichosos paisajes de nuestras raices Pedrereñas, que aún estando en nuestros piés, no los conocemos......

1 comentario:

Manuel Pablo dijo...

Esto es arte y la verdad es que muchas veces queremos conocer cosas de fuera y no hemos visto ni la mitad que tenemos en este maravilloso pueblo